España se suma al préstamo de valores: un avance histórico con asignaturas por resolver

El Confidencial

Las gestoras nacionales podrán mejorar la rentabilidad de sus carteras y atraer nuevos inversores gracias a la reciente apertura de esta operativa, clave para la modernización financiera del país.

Ainhoa Jáuregui, consejera delegada de Cecabank.

El sector financiero español está de enhorabuena. Después de una larga espera, la operativa de préstamo de valores por las Instituciones de Inversión Colectiva (IIC) ya es una realidad en España. Con la aprobación de la Orden ECM/1155/2025, desde el 18 de octubre, las IIC ya podrán prestar a terceros los valores que mantienen en cartera –acciones, bonos, fondos cotizados, entre otros- obteniendo así una rentabilidad adicional.

Este hito tendrá un impacto muy significativo para la industria financiera. España era el único país de la Unión Europea que no permitía este tipo de operativa, lo que colocaba a sus fondos de inversión en clara desventaja frente a los domiciliados en países como Luxemburgo, Irlanda o Francia, donde el préstamo de valores es una práctica plenamente consolidada desde hace años. La nueva normativa abre la puerta a una mayor competitividad y eficiencia en la gestión de activos. Como ocurre en cualquier mercado, el de préstamo de valores se basa en el equilibrio entre oferta —compuesta por activos de bancos centrales, fondos soberanos, fondos de pensiones, fondos de inversión y aseguradoras, que suman 39,2 billones de dólares— y demanda —traducida en activos efectivamente prestados por valor de tres billones de dólares, según datos de la International Securities Lending Association (ISLA, 2024). En ese contexto, España quedaba al margen de una fuente clave de liquidez e ingresos para las instituciones y, por ende, para sus partícipes.

Con esta reforma, el panorama cambia por completo. Las gestoras nacionales podrán optimizar la rentabilidad de sus carteras, lo que incentivará la entrada de más inversores minoristas, facilitará la financiación de las empresas y reforzará la competitividad de los fondos españoles. Asimismo, la medida refuerza la eficiencia de los mercados de capitales y agiliza los procesos de liquidación, en línea con el avance hacia el ciclo T+1.

El préstamo de valores es, en muchos sentidos, una herramienta silenciosa pero decisiva. No acapara titulares, pero resulta indispensable para el buen funcionamiento del sistema financiero. Cuando una entidad presta un paquete de acciones a una contraparte que las necesita para cubrir posiciones o cumplir compromisos de entrega, está contribuyendo a que el engranaje del mercado funcione con menos fricciones, evitando fallos en la liquidación y reforzando la estabilidad. En definitiva, se trata de una pieza estructural del ecosistema financiero, que permite una mejor formación de precios y aporta resiliencia a los mercados.

En un contexto global donde la velocidad de las transacciones y la automatización de los flujos se intensifican, España necesitaba dar este paso para alinearse con sus homólogos europeos. No obstante, el proceso aún no está completamente cerrado. Los fondos de pensiones han quedado excluidos de esta primera habilitación, aunque el Gobierno trabaja en una norma complementaria –incluida en el Anteproyecto de Ley de Digitalización y Modernización del Sector Financiero– que podría aprobarse a lo largo de 2026.

Este punto ha generado cierta preocupación en la industria, y con razón. Los fondos de pensiones representan aproximadamente el 20% del volumen total de valores en préstamo, según ISLA. Su incorporación al marco español tendría un impacto significativo en la profundidad y liquidez del mercado, ampliando el alcance de esta medida y su efecto multiplicador sobre la economía. Su volumen es muy relevante, y su inclusión resultará determinante para completar la modernización del mercado financiero español.

La medida llega, además, en un momento de consolidación del sector y creciente competencia internacional. Luxemburgo e Irlanda concentran más del 60% de los fondos UCITS europeos, en parte gracias a la flexibilidad de sus marcos regulatorios. La apertura del préstamo de valores en España puede contribuir a retener y atraer talento y capital, ofreciendo a las gestoras nacionales una palanca adicional para optimizar la rentabilidad sin incrementar su exposición al riesgo.

Desde la industria, queremos aprovechar este hito no solo como un cambio normativo, sino como una oportunidad para eliminar barreras de entrada y ayudar a las instituciones a aprovechar el valor potencial de sus activos. La puesta en marcha de plataformas y agencias especializadas en securities finance facilitará la participación de las IIC de forma segura, estandarizada y eficiente, asegurando el cumplimiento normativo y una gestión adecuada del riesgo.

En última instancia, el préstamo de valores representa una evolución natural del mercado financiero español hacia una arquitectura más sofisticada, interconectada y alineada con los estándares internacionales. España ha dado un paso decisivo. Aún queda camino por recorrer para incorporar plenamente a los fondos de pensiones y extender el marco a otras instituciones, pero la dirección está clara. Abrir el mercado de préstamo de valores es una apuesta por el futuro: por un sistema financiero más líquido, más transparente y, sobre todo, más resiliente ante los desafíos de una economía en constante evolución.

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