16 julio 2025

Acelerar bajo control: el dilema de la velocidad en los pagos transfronterizos

Cinco Días

Rafael Linde, director de Desarrollo Internacional y Gestión de Relaciones Globales de Cecabank, reflexiona en Cinco Días sobre los desafíos y prioridades en la evolución de los pagos transfronterizos, en un contexto de crecimiento exponencial del volumen de operaciones.

Según datos del Banco de Inglaterra, se espera que estos pagos alcancen los 250 billones de dólares en 2027, lo que supone un incremento de 100 billones en apenas una década. Este flujo global de capital se sustenta en una compleja infraestructura de plataformas, cámaras de compensación y bancos corresponsales, cuya eficiencia y seguridad son clave para el comercio internacional.

Linde destaca que, aunque el G20 ha fijado ambiciosos objetivos para mejorar la velocidad, transparencia y coste de los pagos transfronterizos, ninguno de ellos se ha alcanzado hasta la fecha, según el seguimiento realizado por el Financial Stability Board (FSB). En particular, el objetivo de que el 75 % de los pagos se abonen en menos de una hora contrasta con la realidad actual, donde solo entre el 1 % y el 30 % cumplen ese plazo. Ante esta situación, plantea la necesidad de reconsiderar algunas metas, especialmente aquellas relacionadas con la velocidad, priorizando la seguridad como elemento esencial.

La aceleración de los pagos implica riesgos significativos, como el fraude y el blanqueo de capitales, cuya gestión ya supone una inversión multimillonaria anual. Si las transacciones se liquidaran en segundos, se reduciría el margen para aplicar controles de cumplimiento, lo que podría comprometer la integridad del sistema. Además, la operativa 24/7 que requieren los pagos instantáneos plantea desafíos técnicos y financieros para las entidades, desde la contabilidad continua hasta la gestión de la liquidez y el riesgo de tipo de cambio.

Linde advierte también sobre el riesgo de concentración del mercado en manos de grandes entidades con capacidad para asumir estos costes, lo que podría afectar a la competencia y contradecir el objetivo de reducir los costes de los pagos. En este sentido, propone una reflexión más profunda sobre el modelo económico de los servicios de pago, cuestionando la percepción de gratuidad que tienen muchos usuarios y defendiendo que sean los proveedores quienes definan sus políticas comerciales.

Finalmente, subraya que la mejora de la experiencia del usuario debe guiar los esfuerzos de la industria, evitando soluciones estandarizadas para realidades diversas. La urgencia por acelerar los pagos no debería ser igual en todas las geografías, especialmente cuando en zonas como SEPA ya se procesan en minutos. En un entorno global exigente y de recursos limitados, Linde concluye que la sostenibilidad, la seguridad y la confianza deben ser los pilares sobre los que se construya el futuro de los pagos transfronterizos.

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